La República Dominicana enfrenta un vacío diplomático en al menos cinco países donde mantiene embajadas acreditadas, sin contar con representantes oficiales. Estas vacantes, lejos de ser simples ausencias administrativas, han estado acompañadas de escándalos por nepotismo, nóminas fantasmas y supuestos desvíos de fondos públicos en el servicio exterior. El caso más reciente involucra a la dirigente política Rafaela “Lila” Alburquerque, quien ocupaba la embajada en Taiwán mientras seguía cobrando como diputada, violando el artículo 144 de la Constitución. Tras revelarse que no residía en el país asiático, Alburquerque renunció en medio del escándalo.

Otra sede diplomática sin titular es la embajada dominicana en Panamá, abandonada desde septiembre de 2016 por el periodista César Medina, quien fue designado viceministro de Política Exterior Bilateral. Medina, con un largo historial diplomático en Chile, España y Panamá, fue cuestionado por ejercer sus funciones desde Santo Domingo y por los elevados salarios que percibía, incluso superiores a los de funcionarios europeos. De igual forma, el país carece de un representante permanente ante la ONU en Ginebra, tras el fallecimiento en abril de 2016 del embajador Luis Hernández Sánchez. Según el canciller Miguel Vargas Maldonado, los puestos “están en proceso de selección”.

Los informes también revelan irregularidades en la embajada dominicana en Portugal, donde el entonces embajador Jaime Durán Hernando (Jimmy) denunció que de 17 funcionarios, 15 nunca se presentaban a trabajar. Además, documentos filtrados mostraron discrepancias en los fondos asignados: mientras el Ministerio de Relaciones Exteriores reportaba 25 mil dólares mensuales, Durán aseguraba que solo recibía 16 mil 162, dejando un faltante de 8 mil 838 dólares sin justificación. En Sudáfrica, donde también hay una embajada acreditada, no existe actualmente ningún representante. A pesar de ello, las sedes diplomáticas continúan recibiendo fondos públicos, lo que plantea la incógnita de quién administra esos recursos y bajo qué supervisión.