Un innovador estudio publicado en la revista Nature Neurology ha desvelado que el cerebro de la mujer reduce su tamaño durante el embarazo, aunque esta disminución no es necesariamente perjudicial. Los investigadores han logrado documentar por primera vez los cambios neuro-anatómicos en el cerebro de una mujer antes, durante y después del embarazo, estableciendo un hito en la comprensión de la salud cerebral femenina.
La investigación se sustenta en un análisis exhaustivo que examina los escáneres cerebrales de 110 mujeres embarazadas, y se complementa con hallazgos anteriores de otro estudio publicado en Nature Neuroscience hace cuatro meses. En esta nueva exploración, se ha observado una disminución generalizada en el volumen de materia gris, esencial para las funciones cognitivas, y del espesor cortical hasta la novena semana de gestación.
Emily Jacobs, investigadora de la Universidad de California-Santa Bárbara, y autora principal del estudio, explicó en rueda de prensa que esta reducción afecta principalmente a la red neuronal por defecto, un sistema interconectado de áreas cerebrales que se activa en reposo. Sin embargo, por otro lado, se ha evidenciado un aumento en la materia blanca del cerebro, que está compuesta por fibras nerviosas y es crucial para la comunicación entre diferentes regiones cerebrales.
Además, el estudio destaca un crecimiento en el volumen ventricular, importante para evaluar riesgos cardíacos, así como un incremento en el líquido cefalorraquídeo, que actúa como un amortiguador protegiendo el cerebro y la médula espinal. Los cambios en la materia blanca parecen mejorar la conectividad cerebral, especialmente entre los lóbulos temporal y occipital, áreas fundamentales para la regulación del habla y la visión, respectivamente.
Con aproximadamente 140 millones de mujeres que experimentan el embarazo cada año en el mundo, esta investigación abre nuevas líneas de estudio sobre cómo la neuroplasticidad puede influir en el desarrollo materno y cómo los cambios en el cerebro pueden relacionarse con la adaptación emocional y cognitiva a la maternidad.
Estos hallazgos contribuyen a derribar mitos sobre el impacto del embarazo en la salud mental y cognitiva y sugieren que los cambios observados en el cerebro de las mujeres embarazadas podrían ser parte de un proceso adaptativo que prepara a las futuras madres para la crianza. La comunidad científica espera que estudios adicionales puedan explorar más a fondo estas adaptaciones y su implicación en el bienestar general postparto.