El presidente estadounidense, Donald Trump, confirmó este martes un nuevo ataque contra una supuesta embarcación narco frente a las costas de Venezuela, que dejó un saldo de seis presuntos narcoterroristas muertos. Según el mandatario, la acción se realizó tras la confirmación de inteligencia de que la lancha traficaba drogas y estaba vinculada a redes narcoterroristas en una conocida ruta del Mar Caribe.

Se trata del quinto ataque del ejército estadounidense contra embarcaciones en esta zona desde agosto, totalizando 27 víctimas. Washington ha desplegado buques militares y un submarino en el área para reforzar la lucha contra el narcotráfico, mientras acusa al presidente venezolano Nicolás Maduro de liderar el llamado “cártel de los soles”.

Por su parte, Caracas rechaza los señalamientos, denunciando que se trata de un intento de Estados Unidos de generar un cambio de gobierno en Venezuela, y tilda las operaciones como agresiones ilegítimas contra su soberanía. La tensión entre ambos países se mantiene en aumento, mientras Trump asegura que continuará las acciones para frenar el narcotráfico regional.

El ataque se produjo en aguas internacionales frente a la costa venezolana y, según la Casa Blanca, se coordinó con tecnología de vigilancia avanzada para minimizar riesgos a civiles y garantizar la precisión de la operación. Trump afirmó que estas acciones forman parte de su estrategia para desmantelar las rutas de narcotráfico que conectan Sudamérica con Estados Unidos.

Organizaciones de derechos humanos han manifestado su preocupación por las operaciones militares estadounidenses en la región, advirtiendo sobre posibles violaciones del derecho internacional y la escalada de tensión entre Washington y Caracas. Sin embargo, Trump insistió en que los ataques están dirigidos únicamente a narcotraficantes y no a la población venezolana.

Expertos en seguridad señalan que la repetición de estos ataques podría aumentar la inestabilidad en el Caribe y generar un efecto dominó en el tráfico de drogas, obligando a los cárteles a modificar sus rutas y métodos. Mientras tanto, la administración estadounidense mantiene la vigilancia aérea y marítima para continuar con sus operaciones contra el narcotráfico en la zona.