Superar el acoso: joven convierte su dolor y crea una red de apoyo escolar contra el bullying.

Texas — Lo que empezó como una experiencia dolorosa de acoso escolar, terminó convirtiéndose en un movimiento de apoyo y esperanza. Alondra, una joven estudiante, ha transformado el sufrimiento que vivió durante años —marcado por sobrenombres, burlas e incluso agresiones físicas— en una red de ayuda para otros jóvenes víctimas de bullying. “Un muchacho me empujó contra la pared y me dijo que sería más feliz si yo no estuviera aquí”, recuerda con firmeza. Esa frase fue un punto de quiebre, pero también el inicio de su lucha.

Conmovida por su propia experiencia y la de otros compañeros, Alondra decidió crear un grupo contra el acoso escolar, dentro de su escuela llamado YANA, siglas de You Are Not Alone (No estás solo). A través de este espacio, los estudiantes comparten sus vivencias, se acompañan emocionalmente y refuerzan la idea de que nadie debe enfrentar solo el acoso. “Yo no soy consejera ni nada, pero trato de estar ahí para ellos”, afirma. Además, ha escrito libros de acoso escolar  donde relata sus vivencias, con la esperanza de que otros se sientan comprendidos y encuentren fuerza. Psicólogos coinciden en que la participación activa de las escuelas y las familias es crucial para detectar señales de alerta y garantizar un entorno seguro, donde los niños y adolescentes puedan hablar sin miedo.

Acoso escolar

El bullying es una forma de violencia sistemática que se da mayormente en contextos escolares, donde uno o varios individuos agreden física, verbal o psicológicamente a otra persona de manera repetida y con la intención de hacerle daño. Estas agresiones pueden manifestarse a través de insultos, golpes, exclusión social, amenazas o humillaciones, y suelen aprovechar una posición de poder o control sobre la víctima. El objetivo del agresor es someter o intimidar, mientras que la víctima generalmente se siente incapaz de defenderse por sí sola.

Este fenómeno tiene consecuencias profundas y duraderas en quienes lo sufren. El bullying puede afectar la autoestima, el rendimiento académico, y provocar ansiedad, depresión o incluso pensamientos suicidas. Es por eso que tanto las escuelas como las familias deben estar atentas a los signos de acoso y promover un entorno de respeto, empatía y comunicación abierta. Combatir el bullying no solo implica sancionar al agresor, sino también educar en valores y ofrecer apoyo a quienes han sido afectados.