Ayer, durante el inicio del décimo congreso del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se evidenció una profunda división interna que amenaza con cambiar el rumbo del partido. Dos eventos clave marcaron la jornada: una reunión histórica del Comité Político y una conferencia de prensa disidente, ambos destacando las tensiones y desafíos que enfrenta la organización.
En la sede del Grupo Corripio, líderes emblemáticos como Rubén Bichara, Melanio Paredes, Domingo Contreras y Margarita Pimentel discutieron las perspectivas del PLD, enfatizando la necesidad urgente de reconectar con la sociedad dominicana. Admitieron la responsabilidad en las recientes derrotas electorales y abogaron por un congreso que revitalice al partido.
Simultáneamente, otro grupo liderado por Carlos Amarante Baret y miembros disidentes del Comité Político desafió la dirección actual. Amarante Baret expresó su apoyo al expresidente Danilo Medina, quien aboga por un cambio en la conducción del PLD. Este grupo, abogando por una democratización interna y una renovación de liderazgo, ha cuestionado abiertamente la continuidad de Medina al frente del partido.
Las declaraciones de Amarante Baret fueron más allá de lo convencional, insinuando la necesidad de apartar a los líderes actuales para revitalizar el partido y reconectar con una base desencantada. Este movimiento busca marcar un nuevo curso para el PLD, alejándose de las prácticas y estrategias que han llevado al partido a dos derrotas electorales consecutivas.
El congreso, que se extenderá hasta septiembre, ahora enfrenta un debate crucial sobre el futuro de la organización. La crisis interna y las divisiones son evidentes, reflejando un momento de definición para el PLD mientras busca recuperar su posición política y su influencia en la sociedad dominicana.
El partido, conocido por su cohesión y estrategia política efectiva en el pasado, se encuentra ahora en una encrucijada que podría redefinir su trayectoria en los próximos años.