La comunicadora y periodista Altagracia Salazar lanzó una fuerte advertencia sobre el impacto negativo de la viralidad en redes sociales, al asegurar que la presión por generar contenido llamativo y obtener “likes” está agotando al periodismo serio y desplazando el rigor informativo.
Bajo la frase “hay que salir vivos de la Nochebuena viral”, Salazar reflexionó sobre cómo el espectáculo digital ha comenzado a imponerse sobre los datos verificables y la responsabilidad profesional.
Durante su comentario, criticó el auge de contenidos creados por influencers que buscan provocar situaciones extremas o riesgosas únicamente para satisfacer el algoritmo y captar atención, incluso a costa de su propia seguridad o la de otros. A su juicio, esta lógica de la viralidad está erosionando la credibilidad de la información y normalizando prácticas peligrosas en la búsqueda de notoriedad en redes.
Salazar citó como ejemplo de desinformación viral una denuncia falsa sobre un supuesto contrato de 313 millones de pesos en la Oficina Nacional de Derecho de Autor (ONDA), señalando que ni quien hizo la acusación ni quienes la difundieron verificaron que el presupuesto anual real de la institución ronda apenas los 165 millones de pesos. Para la periodista, este caso evidencia cómo la falta de verificación puede convertir una mentira en “verdad viral”.
En ese contexto, recordó que los rumores, especialmente los financieros, pueden tener consecuencias graves para todo el país. Al referirse a especulaciones recientes sobre entidades bancarias, enfatizó que las crisis financieras las termina pagando el pueblo, como ocurrió en el salvataje bancario de 2003, por lo que consideró una irresponsabilidad jugar con ese tipo de narrativas sin fundamento.
Finalmente, en un mensaje con motivo de la Navidad, Altagracia Salazar anunció que no habrá programa los días 24 y 25 de diciembre e hizo un llamado a la prudencia ciudadana. Exhortó a evitar los excesos “viralizados” durante las celebraciones y expresó su deseo de que el balance informativo del 26 de diciembre no esté marcado por tragedias, sino por responsabilidad y conciencia colectiva.