Nueva York.– El artista venezolano José Luis Landaeta ha convertido el lienzo en un espacio de denuncia y empatía, utilizando el arte como una vía para retratar el sufrimiento, el miedo y la incertidumbre que viven miles de inmigrantes en medio de la crisis migratoria actual.

En sus obras predominan siluetas humanas atrapadas, rodeadas de colores intensos y amenazadas por objetos afilados, garras o estructuras que simulan cajas de cristal. Landaeta explica que estos elementos, a los que denomina “colmillos” transformados en “flechas”, simbolizan los peligros, la persecución y el encierro emocional que enfrentan los migrantes. Para el artista, pintar no representa una evasión, sino una manera directa de entrar en el conflicto.

Landaeta, de 37 años, es abogado de formación en Caracas y emigró a Nueva York en 2013 para cursar una maestría en escritura creativa. Su incursión en la pintura surgió a partir de la zozobra personal provocada por los discursos de odio, el anuncio de la cancelación del Estatus de Protección Temporal (TPS) para venezolanos y la imposibilidad de mantener contacto consular con su país, sumado a la distancia de su familia.

De ese proceso nació la serie “El encierro”, una de sus obras más reconocidas, que fue expuesta en la sede de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Chicago. La muestra logró conectar con el temor que hoy viven comunidades migrantes ante los operativos de inmigración y la posibilidad constante de la deportación.

Al observar la llegada masiva de refugiados venezolanos a Nueva York en 2022, Landaeta asegura haber identificado una nueva etapa de la historia de su país, que ya no se desarrolla solo dentro de sus fronteras. Aunque nunca imaginó su vida rodeado de pinceles, hoy concibe su trabajo artístico como un “abrazo al migrante”, una forma de validar su dolor y de invitar a la sociedad a mirar con mayor empatía la realidad de quienes buscan un futuro lejos de su tierra.