Las altas temperaturas que azotaron España durante el mes de julio han provocado un aumento alarmante en la mortalidad por causas relacionadas con el calor. Según el Ministerio de Sanidad, en ese mes se registraron 1.060 fallecimientos, de los cuales 614 fueron mujeres y 446 hombres.

Estas cifras representan un incremento del 57% en comparación con el mismo período del año anterior y más del doble de los fallecimientos registrados en junio, cuando se contabilizaron 407 muertes por esta causa. En lo que va del verano, el total de muertes atribuibles al calor alcanza las 1.504, todavía por debajo de las 2.010 del verano de 2024.

En Cataluña, las altas temperaturas han sido particularmente devastadoras, responsables de 250 muertes en el último mes. De estas, 132 corresponden a mujeres y 118 a hombres. Estas cifras ya superan el total de muertes por calor en toda la temporada de verano del año pasado, cuando se registraron 226 fallecimientos.

Otras comunidades autónomas como Madrid y Galicia también han reportado cifras significativas, con 129 y 107 muertes respectivamente. Por el contrario, regiones como la Comunidad Valenciana, Ceuta y Melilla no registraron fallecimientos atribuidos al calor durante julio.

Las temperaturas extremas han estado presentes en toda España, con valores que en algunos lugares superaron los 40 grados. La ola de calor que azota al país desde hace varios días mantiene en alerta a gran parte de la península, con temperaturas máximas que alcanzaron los 42°C en varias provincias, incluyendo Girona y zonas del interior de Cataluña.

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé que las temperaturas bajen en algunas regiones, aunque en otras todavía se alcanzarán los 40 grados, especialmente en zonas de valle y del suroeste.

Este fenómeno climático ha contribuido a que España acumule ya 90 olas de calor en lo que va del siglo XXI, más del doble que las registradas entre 1975 y 1999.

La persistencia de estas condiciones extremas ha puesto en evidencia la vulnerabilidad del país ante el cambio climático y la necesidad de implementar medidas de protección y adaptación. La tendencia indica que las temperaturas seguirán en aumento, con un impacto directo en la salud y bienestar de la población, especialmente en las regiones más afectadas por las altas temperaturas.