A más de tres años del fallecimiento de Rubén Darío Cabrera Mera, sus hijos continúan rechazando la versión oficial de suicidio. Señalan negligencia desde la escena inicial, donde el arma fue manipulada antes de la llegada de las autoridades y donde se hallaron dos casquillos pese a que el cuerpo presentaba un solo disparo. La familia insiste en que la reconstrucción de la escena resultó imposible debido a la contaminación previa.
Giselle Cabrera y su hermano Juan Carlos destacan inconsistencias en los testimonios de la pareja del empresario y de su hijo menor, Rubén Darío Cabrera Flores. Según explican, la actitud mostrada por ambos tras el deceso —incluyendo declaraciones frías y un temprano interés por la sucesión patrimonial— incrementó sus sospechas. Asimismo, el Instituto Nacional de Patología Forense determinó que la muerte pudo haber ocurrido 12 horas antes del levantamiento, contradiciendo la versión de un suceso reciente.
La familia señala que la investigación quedó incompleta y que la causa jurídica del deceso fue clasificada como indeterminada, sin una conclusión oficial sobre si se trató o no de un suicidio. Ante esta falta de claridad, reclaman a las autoridades judiciales y policiales retomar el caso y esclarecer las discrepancias que, a su entender, apuntan a la posibilidad de un homicidio.