Civiles en el este de Tailandia corrieron a buscar refugio tras escucharse disparos y explosiones cerca de la disputada frontera con Camboya. Luego de semanas de creciente tensión, estallaron enfrentamientos armados entre las fuerzas tailandesas y camboyanas, encendiendo las alarmas en la región.

Testigos describieron escenas de pánico, con familias abandonando sus hogares para escapar del fuego cruzado. La zona afectada es un territorio en disputa desde hace años, donde ambos países se acusan mutuamente de provocaciones y violaciones fronterizas.

Las autoridades tailandesas activaron protocolos de emergencia, mientras Camboya movilizó refuerzos militares hacia el área. Organismos internacionales y vecinos regionales piden calma y diálogo inmediato para evitar una escalada mayor que ponga en riesgo la vida de civiles y la estabilidad fronteriza.

Hasta el momento, no se ha confirmado el número de heridos o víctimas mortales, pero medios locales reportan daños en viviendas cercanas y la evacuación de varias comunidades. Organizaciones humanitarias se han desplegado para asistir a los desplazados, mientras se mantiene un ambiente de incertidumbre y temor entre la población civil.

Expertos en relaciones internacionales advierten que este nuevo brote de violencia podría reavivar viejas heridas entre ambos países, cuyo conflicto territorial ha derivado en enfrentamientos intermitentes durante décadas. Se espera que organismos como la ONU y la ASEAN intervengan para mediar en la crisis y evitar una escalada que comprometa la paz en el sudeste asiático.

Mientras tanto, los gobiernos de Tailandia y Camboya han emitido comunicados contradictorios, responsabilizándose mutuamente por el inicio de las hostilidades. Sin una versión clara de los hechos, la comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo del conflicto, instando a ambas naciones a establecer un alto al fuego inmediato y retomar las vías diplomáticas para resolver la disputa fronteriza.