Administración Trump eleva presión diplomática y económica sobre Cuba

Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este lunes un memorando que intensifica su postura de línea dura hacia Cuba, al mantener la prohibición del turismo estadounidense a la isla y al prohibir toda transacción financiera con GAESA, el conglomerado militar que controla buena parte de la economía cubana.

La nueva medida deja sin efecto varios alivios implementados por la administración de Joe Biden, entre ellos el retiro de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. Al firmar el documento, Trump confirmó la continuación del embargo comercial que ya supera las seis décadas y que él mismo endureció durante su primer mandato (2017-2021).

Estados Unidos no financiará ni directa ni indirectamente a un régimen represivo. No más concesiones al castrismo”, afirmó el secretario de Estado, Marco Rubio, quien ha sido uno de los arquitectos de esta política.

El documento también reitera que no habrá flexibilización alguna mientras el régimen cubano continúe reprimiendo a la oposición, encarcelando disidentes y negando libertades fundamentales. El memorando firmado refuerza además las sanciones al sector bancario y limita las remesas familiares a cantidades específicas, según confirmaron fuentes oficiales.

Desde su regreso al poder en enero, Trump ha revertido gran parte de la estrategia de acercamiento que su predecesor había intentado reinstaurar, apostando de nuevo por una política de “máxima presión” que, según la Casa Blanca, busca acelerar “la caída de un régimen autoritario”.

La firma del memorando ocurre en un contexto de creciente descontento dentro de la isla y de llamados internacionales para flexibilizar el embargo por razones humanitarias. No obstante, la administración Trump parece decidida a mantener el cerco, apelando a la defensa de los derechos humanos como justificación para la política de aislamiento.

Situación económica en Cuba

La situación económica en Cuba atraviesa una de sus etapas más críticas en décadas. El país enfrenta una profunda crisis caracterizada por escasez de alimentos, medicinas, combustible y otros productos básicos, agravada por la pandemia, las sanciones impuestas por Estados Unidos, y las ineficiencias estructurales del modelo económico centralizado.

La inflación ha disparado los precios en los mercados informales, mientras que el salario promedio no alcanza para cubrir las necesidades mínimas de la población. A esto se suma una fuerte devaluación del peso cubano y un mercado cambiario descontrolado que encarece aún más la vida cotidiana.

Además, la migración masiva se ha convertido en una válvula de escape ante la falta de oportunidades. Decenas de miles de cubanos han salido del país en los últimos años en busca de mejores condiciones de vida, lo que evidencia el creciente desencanto social. Las restricciones energéticas, los prolongados apagones y la baja productividad han deteriorado aún más la calidad de vida, mientras el gobierno intenta impulsar reformas limitadas y atraer inversiones extranjeras sin ceder el control político. La economía cubana, dependiente del turismo y las remesas, sigue sin encontrar una vía sostenible de recuperación.