La caficultura dominicana enfrenta una situación crítica debido a la falta de mano de obra haitiana, afectada por las políticas migratorias del gobierno dominicano, que ha aumentado la deportación de trabajadores haitianos. En respuesta, el ministro de Agricultura, Limber Cruz, ha anunciado la creación de una comisión de alto nivel para atender esta crisis en el sector agropecuario.

Sin embargo, la situación para el café es particularmente compleja. Este cultivo requiere un proceso de recolección especializado, donde cada grano maduro debe ser recogido en su punto exacto. La pérdida de estos trabajadores no sólo afecta el rendimiento económico, sino que amenaza con devastar a los pequeños y medianos caficultores que dependen de esta cosecha para su subsistencia.

La crisis en la producción de café dominicano no es nueva. Desde la epidemia de roya en 2010, el sector ha experimentado una disminución de producción. A pesar de los esfuerzos realizados por gobiernos anteriores, los cafetaleros hoy enfrentan un panorama desolador ante la falta de mano de obra calificada. En contraste, países como Costa Rica han implementado sistemas de trazabilidad para trabajadores migrantes, resolviendo en parte el problema. En República Dominicana, la indiferencia hacia el sector amenaza con sumir a los caficultores en una situación irreversible.

La caficultura no solo es un símbolo cultural, sino que también representa un ingreso significativo para el país. Con el inicio de la cosecha en apenas dos semanas, el tiempo apremia para que las autoridades respondan con soluciones efectivas que permitan salvar el esfuerzo de miles de productores dominicanos.