Washington, D.C. — En una nueva escalada de tensiones comerciales, el presidente Donald Trump advirtió este viernes que impondría un arancel del 25% a los productos de Apple si la compañía no traslada la fabricación de sus dispositivos, incluidos los iPhones, a territorio estadounidense.

A través de su red social, Trump expresó su frustración por la continua producción de dispositivos Apple en el extranjero, señalando que “es hora de que las grandes tecnológicas inviertan en casa”. La medida, de concretarse, impactaría fuertemente las ventas y márgenes de ganancia de una de las empresas más valiosas del país.

Apple, que actualmente produce la mayoría de sus dispositivos en China y otros países asiáticos, aún no ha emitido una respuesta oficial. Sin embargo, analistas advierten que un arancel de esa magnitud no solo encarecería los productos para los consumidores estadounidenses, sino que también alteraría la cadena global de suministro tecnológico.

La compañía se suma así a otras grandes firmas como Amazon y Walmart, que han sido objeto de presiones por parte de Trump para relocalizar sus operaciones. El expresidente también lanzó una advertencia a la Unión Europea, sugiriendo un arancel del 50% a productos europeos si las negociaciones comerciales no muestran avances significativos para junio.

Estas amenazas forman parte de la postura proteccionista que Trump ha reiterado en su campaña política, con énfasis en la producción nacional y la reducción del déficit comercial. La comunidad empresarial y los mercados estarán atentos a cómo evoluciona esta retórica en los próximos días.

Expertos en comercio internacional advierten que esta política podría tener efectos adversos para la economía estadounidense, incluyendo el aumento de precios al consumidor y posibles represalias por parte de los países afectados. “Un arancel de ese tamaño no solo encarecería los productos de Apple, sino que podría provocar una guerra comercial con aliados estratégicos”, afirmó un analista del sector.

Además, trasladar la producción a Estados Unidos no sería un proceso inmediato ni sencillo. Apple depende de una compleja red de proveedores globales, y construir la infraestructura necesaria en EE.UU. requeriría años e inversiones multimillonarias. Mientras tanto, los consumidores podrían ser los más perjudicados ante una posible subida de precios en productos electrónicos.