En la difícil y accidentada carretera internacional que une Pedro Santana con Restauración, a lo largo de 48 kilómetros entre montañas y ríos, el Ejército dominicano mantiene una vigilancia constante para proteger la soberanía nacional. Mayor General Jorge Iván Camino Pérez, comandante del Ejército, acompañó a las patrullas en un recorrido que evidencia la importancia vital de su presencia en esta zona fronteriza con Haití.
El trayecto está dividido en siete puestos de control, donde las patrullas se cruzan y coordinan de manera milimétrica para asegurar que cada metro de la frontera esté bajo supervisión estricta. En lugares como La Palmita, donde el camino se vuelve angosto y peligroso, los soldados enfrentan no solo las condiciones difíciles del terreno y el clima, sino también la ocupación irregular del lado haitiano, donde construcciones y asentamientos violan el convenio fronterizo vigente desde 1929.
A pesar de estos desafíos, el comandante Camino Pérez asegura que el Ejército está alerta y preparado para cualquier situación que pueda afectar la seguridad del país. “Nos mantenemos en nuestro territorio, alerta y pendientes, pero en este momento no hay nada de qué preocuparse”, afirmó. Para el Ejército dominicano, esta vigilancia es mucho más que una misión; es la línea viva que protege una frontera olvidada por muchos, pero que sigue siendo una prioridad nacional.
El comandante destacó además que la coordinación entre los diferentes puestos es fundamental para mantener el control en una zona tan extensa y de difícil acceso. “Las patrullas salen desde ambos extremos y se encuentran en el centro del recorrido, garantizando una cobertura continua, incluso cuando las condiciones del terreno o el clima se vuelven adversas”, explicó. Esta labor constante asegura que no haya espacios vulnerables donde puedan ocurrir actividades ilícitas o amenazas a la seguridad nacional.