Mientras el coronavirus devoraba cientos de miles de vidas al día, otra pandemia silenciosa, la de la salud mental, avanzaba sin piedad. La revista científica The Lancet ha publicado el primer estudio que cuantifica el impacto de la COVID-19 en la prevalencia de la depresión y de la ansiedad en la población mundial. Las conclusiones son devastadoras: se calcula que el contexto epidémico aumentó en 129 millones los casos de estos trastornos en 2020, un crecimiento de un 25%.
El coronavirus ha agravado una situación de base que ya era preocupante, sobre todo por la escasez de recursos para tratar la enfermedad mental. La investigación, bajo el título Global prevalence and burden of depressive and anxiety disorders in 204 countries and territories in 2020 due to the COVID-19 pandemic y basada en datos del año pasado, señala que se produjeron 53,2 millones de casos más de depresión severa, lo que supone un incremento de un 27,6%– y 76,2 millones de ansiedad –un 25% más–, y apunta a las mujeres y a los jóvenes como los principales damnificados. Dos tercios de los aumentos, en las dos trastornos, afectan a mujeres: 35,5 millones de casos adicionales de depresión (frente a los 17,7 de hombres) y 51,8 de ansiedad (24,4 en hombres).