Un caso que inicialmente parecía aislado se ha convertido en una de las investigaciones sanitarias más alarmantes de los últimos años. Autoridades de Salud Pública y Medio Ambiente descubrieron múltiples centros clandestinos donde se procesaban pollos descompuestos, muchos de ellos agusanados, para luego maquillarlos químicamente y distribuirlos a pica pollos y comercios de Santiago, Espaillat y zonas aledañas. La magnitud del hallazgo ha generado un profundo estado de preocupación en la población.

Las investigaciones revelan que traficantes de carne adquirían pollos muertos en vertederos o directamente en granjas, donde estos eran desechados tras ahogarse por el calor u otras causas. Posteriormente, los manipulaban con sustancias químicas —entre ellas ácido ascórbico y clorato de sodio— para blanquear su apariencia y eliminar el olor. En los operativos más recientes se encontraron 300 sacos con entre 30 y 40 pollos cada uno, de los cuales al menos la mitad presentaba un avanzado estado de putrefacción. Varios de los imputados, entre ellos Alexis Regalado Acosta Reyes y Sócrates Taveras, enfrentan procesos por delitos sanitarios graves.

La Dirección General de Medicamentos y Productos Sanitarios informó que la práctica podría implicar una cadena de distribución más amplia de lo inicialmente calculado. Incluso se investiga la posible salida de estas carnes hacia Haití u otros mercados. Las autoridades advierten que el consumo de productos tratados con estos químicos puede causar daños severos a la salud, desde intoxicaciones hasta hemólisis. El Ministerio de Salud Pública ha iniciado clausuras, operativos sorpresa y citaciones a granjas involucradas, en un esfuerzo por detener una práctica que ha puesto en riesgo a miles de consumidores.