Santo Domingo – La comunicadora Consuelo Despradel informó este viernes que los ciudadanos haitianos han expresado su descontento con la hoja de ruta propuesta por la Organización de Estados Americanos (OEA) para el país caribeño. La estrategia, desarrollada en conjunto con el Caricom y la ONU, busca estabilizar Haití, pero según Despradel, no ha sido bien recibida por la población local.

“Los haitianos están insatisfechos porque consideran que nadie debe imponerles condiciones sobre su futuro”, explicó Despradel. La OEA planteó la hoja de ruta como un plan integral que incluye asistencia financiera y supervisión de reformas, pero los líderes y ciudadanos de Haití han manifestado que sienten que se les está dictando cómo manejar su propio país.

Expertos señalan que la resistencia de la población haitiana refleja décadas de intervenciones internacionales que, según ellos, no siempre han logrado resultados sostenibles. La OEA, por su parte, asegura que el objetivo es coordinar esfuerzos para garantizar estabilidad política y económica en la nación vecina, aunque ahora enfrenta el reto de ganarse la confianza de los haitianos.

Además del rechazo popular, líderes políticos haitianos también han cuestionado la hoja de ruta, señalando que el plan no refleja adecuadamente las prioridades internas del país. Algunos sectores consideran que la participación de organismos internacionales podría limitar la soberanía de Haití, generando tensiones con el gobierno local y complicando la implementación de medidas.

La situación económica y social de Haití sigue siendo crítica, con altos niveles de pobreza, inseguridad alimentaria y violencia en varias regiones del país. La población espera soluciones efectivas que no dependan exclusivamente de la asistencia externa, y la percepción de imposición de condiciones por parte de la OEA ha aumentado la desconfianza hacia los organismos internacionales.

Organizaciones de la sociedad civil haitiana han comenzado a organizar foros y mesas de diálogo para proponer alternativas al plan de la OEA, enfatizando la necesidad de que cualquier estrategia de estabilización sea liderada por los propios haitianos. Mientras tanto, la comunidad internacional observa de cerca, buscando equilibrar la ayuda con el respeto a la autodeterminación de Haití.