El consumo de cigarrillos electrónicos (vape) y hookah (juca) ha dejado de ser una simple moda entre los jóvenes dominicanos para convertirse en un serio problema de salud pública, advirtieron médicos y expertos en enfermedades respiratorias.

Pese a su popularidad creciente, estos dispositivos contienen sustancias químicas altamente adictivas y dañinas, como la nicotina, el propilenglicol, glicerina vegetal y saborizantes que, al ser calentados, liberan compuestos potencialmente cancerígenos.

Especialistas consultados alertan sobre el aumento de complicaciones respiratorias, cardiacas y neurológicas asociadas al uso de estos productos, sobre todo en adolescentes y jóvenes adultos. “En pacientes asmáticos o hipertensos, los efectos se agravan”, advirtió un neumólogo. Además, aseguran que una hora fumando juca puede equivaler a inhalar el humo de hasta 150 cigarrillos.

Según la OPS, el tabaquismo —en todas sus formas— está vinculado a una de cada cuatro muertes en el mundo, mientras que en República Dominicana más de medio millón de personas utilizan estos dispositivos, en una industria que mueve cerca de 200 millones de pesos al mes, la mayoría de manera informal.

Vape y Hookah

El vape, o cigarrillo electrónico, es un dispositivo que funciona con una batería y calienta un líquido que generalmente contiene nicotina, saborizantes y otras sustancias químicas para producir un aerosol que el usuario inhala. Aunque fue creado como una alternativa al cigarrillo tradicional, muchos expertos coinciden en que sigue siendo dañino para la salud, ya que expone al organismo a compuestos tóxicos que pueden afectar los pulmones, el corazón y el sistema nervioso. Su apariencia varía desde dispositivos que parecen lápices o memorias USB hasta otros más grandes con tanques recargables.

La hookah, también conocida como juca o narguile, es un dispositivo tradicional de origen oriental que permite fumar tabaco saborizado —llamado tabaco de shisha— al hacerlo pasar por un recipiente con agua antes de ser inhalado. Aunque hay una falsa creencia de que este filtrado hace que el humo sea menos dañino, estudios han demostrado que una sesión de hookah puede equivaler a fumar decenas o incluso cientos de cigarrillos debido al tiempo prolongado de exposición y la cantidad de humo inhalado. Ambas prácticas, pese a su popularidad, representan serios riesgos para la salud pública, especialmente entre los jóvenes.