Nuria Piera reabrió el debate sobre la escopolamina —también conocida en la calle como burundanga, bunitanga o loquina— al presentar un reportaje en el que documenta denuncias de uso criminal de este alcaloide y su supuesta disponibilidad en la red. El programa advierte que la sustancia, usada históricamente para anular la voluntad, reaparece en episodios de robo, agresiones y violaciones; sin embargo, las fuentes médicas y policiales insisten en que la confirmación forense es compleja por la rápida eliminación del tóxico y la carencia de análisis específicos en muchos centros.

El equipo periodístico logró localizar vendedores que ofertan la droga en Europa y aseguran envíos a la región, con precios y cantidades explícitas; pero los especialistas consultados subrayan que muchas denuncias siguen siendo testimoniales y que hace falta una cadena de análisis que permita tipificar intoxicaciones con pruebas de cromatografía y métodos forenses avanzados. Asimismo, se documentan casos clínicos en los que víctimas presentan amnesia temporal, desorientación y conducta sumisa, lo que dificulta la reconstrucción de hechos y la persecución penal.

El reportaje pide a las autoridades sanitarias y policiales coordinar protocolos: campañas de prevención, controles a comercios y plataformas digitales, mejora de capacidades forenses y atención inmediata a presuntas víctimas. Mientras tanto, el llamado es a la prudencia ciudadana: no aceptar bebidas o objetos de desconocidos, denunciar cualquier pérdida de conciencia y exigir que los hospitales apliquen pruebas apropiadas cuando haya sospecha de intoxicación criminal.