Muy pocas personas conocen que las fantasías se entrenan para activar o mantener viva la llama del deseo. Suelen aparecer sin esfuerzo en nuestro imaginario al principio de las relaciones. El interés por otra persona las genera como motivación para la conquista, seducción, preparación o calentamiento previo a lo que pudiera pasar, o el disfrute, sin más. Es una manera de organizar nuestro deseo e imaginar lo que podríamos disfrutar realizando determinadas prácticas o en determinadas circunstancias.