La capacidad del ser humano para reducir sus gastos es limitada, mientras que la capacidad de generar ingresos es ilimitada. Por ese motivo, para alcanzar la independencia financiera hay que poner el foco en los ingresos, en concreto, en los ingresos pasivos.

Un ingreso pasivo es aquel que obtenemos sin esfuerzo. Por ejemplo, escribir un libro requiere tiempo y esfuerzo por parte del escritor. Sin embargo, una vez publicado el libro este se convierte en una fuente de ingresos pasivos: cada venta genera un beneficio sin que el escritor tenga que hacer nada.