Este miércoles, una docena de ecologistas fueron detenidos en Helsinki tras rociar con pintura roja la fachada del Parlamento finlandés (Eduskunta) en protesta contra el apoyo del gobierno a la extracción de turba, un combustible fósil considerado dañino para el medio ambiente. La acción fue llevada a cabo por el grupo sueco «Återställ Våtmarker» y el finlandés «Elokapina», filial local del movimiento Extinction Rebellion.
Ambos grupos exigen el fin de las minas de turba gestionadas por la empresa estatal finlandesa Neova, denunciando que esta industria, altamente subvencionada por el Estado, contribuye al cambio climático. Valpuri Nykänen, miembro de «Elokapina», expresó que “no podemos insistir lo suficiente en lo peligroso que es seguir haciendo rentable una producción insostenible”. Además, afirmó que la protesta buscaba generar un impacto visual para llamar la atención sobre la urgencia climática.
Los activistas utilizaron extintores de espuma llenos de una mezcla de harina de maíz y agua teñida de rojo para cubrir las columnas y parte de la fachada del Parlamento. En meses recientes, el grupo ha convocado varias protestas en Helsinki, una de ellas con la participación de la activista sueca Greta Thunberg, quien también fue detenida en aquella ocasión.
La turba, una composta que se forma en zonas húmedas, almacena grandes cantidades de carbono que, al secarse, libera gases que contribuyen al efecto invernadero y al calentamiento global. Los activistas aseguran que el Estado finlandés recibe fondos de la Unión Europea para dejar de extraer turba, pero continúan apoyando su explotación.