La crisis por el aumento de las tensiones en la frontera entre Rusia y Ucrania, donde Moscú ha desplegado más de 100.000 soldados ha encendido las alarmas en el gobierno estadounidense y sus socios de la OTAN, que abiertamente hablan sobre su preocupación por la posibilidad de que Moscú decida invadir a su vecino.

Esta actitud contrasta fuertemente con la del gobierno de Ucrania que se muestra reacio a comentar sobre las declaraciones de sus socios en Occidente sobre la amenaza rusa.

El presidente Volodimir Zelensky recomienda permanecer en calma, mientras que el ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, dice que “no hay que escuchar cuentos de miedo”.