El presidente de Madagascar, Andry Rajoelina, denunció este viernes un intento de derrocar a su Gobierno, tras más de una semana de manifestaciones encabezadas por jóvenes contra los cortes de agua, los apagones y la mala gobernanza, que ya han dejado al menos 22 muertos y más de un centenar de heridos, según Naciones Unidas.
«Se les ha utilizado para provocar un golpe de Estado. Lo que quiero decirles es que hay gente que quiere destruir nuestro país», afirmó el mandatario en un discurso transmitido en directo a través de Facebook, donde acusó a «países y agencias» de financiar las protestas para sacarlo del poder sin elecciones.
Rajoelina compartió también en la red social X fotografías de reuniones con líderes religiosos, embajadas, el Banco Mundial, el FMI y la ONU, además de representantes de la sociedad civil y partidos políticos, en un intento de abrir espacios de diálogo ante la crisis.
Las protestas comenzaron el pasado 25 de septiembre, lideradas por jóvenes de la llamada generación Z, y se han extendido desde la capital, Antananarivo, a otras ciudades. A pesar de la destitución del primer ministro y de todo el Gobierno anunciada el lunes por Rajoelina, las movilizaciones continúan con comercios cerrados y fuerte despliegue policial.

Según el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, entre los fallecidos hay manifestantes y transeúntes abatidos por las fuerzas de seguridad, así como víctimas de saqueos y de actos de violencia cometidos por grupos ajenos a las marchas. Los organizadores insisten en que las protestas son pacíficas y responsabilizan a “grupos externos” de los disturbios.
Consideradas las mayores protestas en años en la isla del océano Índico, las movilizaciones suponen el mayor desafío político para Rajoelina desde su reelección en 2023, unos comicios cuestionados por la oposición. El presidente, de 51 años y expinchadiscos, llegó al poder en un golpe de Estado en 2009, regresó tras las elecciones de 2018 y fue reelegido en diciembre de 2023.
