Una cafetería en Arizona ha generado controversia por vestir a sus empleadas con diminutos trajes de baño mientras atienden al público. El establecimiento, que ha ganado notoriedad en redes sociales, asegura que el concepto ha sido exitoso y que ya se prepara para abrir una nueva sucursal en la zona.

El propietario del negocio defiende su modelo afirmando que las empleadas están felices con su trabajo y que el ambiente es positivo. Sin embargo, numerosos críticos —especialmente mujeres— consideran que el uniforme es denigrante y sexista, y aseguran que muchas clientas prefieren no acudir al local por ese motivo.

El caso ha desatado un debate entre quienes lo ven como una estrategia de marketing llamativa y quienes lo consideran un retroceso en la lucha por la igualdad de género. Mientras tanto, las imágenes del lugar siguen circulando ampliamente, alimentando la discusión.