Para nadie es un secreto que los precios han aumentado mucho en los últimos meses y eso hace que el dinero cada vez rinda menos. De hecho, el Banco Central publicó que el 2021 cerró con una inflación de 8.5%, la mayor en los últimos diez años.
Ante esta situación, la respuesta del Gobierno ha sido primero negar el problema y luego explicarlo por causas externas. El primer enfoque incorrecto, el segundo incompleto. Veamos los datos.
Al inicio, las autoridades se mantuvieron en estado de negación, primero argumentando que la inflación era transitoria y que pronto los precios se iban a normalizar, luego con falsa información de que el plátano costaba “un peso”, y más recientemente, con comparaciones de consuelo como que la gasolina está más cara en Hong Kong y Noruega.