Una potente erupción del monte Lewotobi Laki-laki, en la isla de Flores, al este de Indonesia, sacudió la región este martes al expulsar una densa y gigantesca nube de ceniza volcánica que alcanzó los 11 kilómetros de altura.
El fenómeno, visible desde ciudades situadas a más de 90 kilómetros de distancia, obligó a las autoridades a declarar la alerta volcánica en su nivel más alto y a ampliar el perímetro de seguridad a un radio de ocho kilómetros alrededor del cráter.
La Agencia de Geología del país informó que, aunque no se reportaron víctimas, existe un alto riesgo de flujos de lava si se producen lluvias intensas en la zona. La actividad sísmica del volcán en Indonesia se había intensificado significativamente en las horas previas a la erupción, con más de 50 eventos registrados en solo dos horas, en comparación con un promedio normal de ocho a diez.
La nube de ceniza afectó significativamente el tráfico aéreo en la región, provocando la suspensión de al menos 32 vuelos en Bali, ubicada a más de 800 kilómetros del volcán.
Tres aeropuertos en la isla de Flores —Maumere, Ende y Bajawa— fueron cerrados temporalmente debido al riesgo para la aviación. Además, la aerolínea Air Asia canceló sus vuelos hacia y desde Labuan Bajo, en el extremo occidental de la isla, conocido por su cercanía a la isla de los dragones de Komodo.
Aunque el aeropuerto internacional de Bali, en Denpasar, no ha cerrado, la mayoría de las aerolíneas internacionales —entre ellas Air India, Tiger Air (Singapur), Juneyao (China), Air New Zealand, Jetstar y Virgin Australia— suspendieron sus operaciones por precaución. Solo algunas compañías locales, como Citilink, continuaron vuelos limitados.
A pesar de estas complicaciones, Turkish Airlines logró operar con normalidad un vuelo que despegó este miércoles por la noche. Sin embargo, plataformas de rastreo aéreo como Flightradar24 mostraban una gran zona de exclusión de vuelos que se extendía más allá de Lombok hasta Timor, abarcando más de mil kilómetros sin actividad aérea.
Las autoridades indonesias confían en que las condiciones atmosféricas mejoren hacia el final del miércoles para permitir la reanudación de operaciones aéreas a partir del jueves. Mientras tanto, se mantiene la vigilancia constante del volcán Lewotobi, cuyo comportamiento en los últimos días ha encendido las alarmas de todo el archipiélago.