Han pasado 28 años desde el “Caracazo”, aquella revuelta popular que estremeció a Venezuela por el hambre y la desigualdad durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Sin embargo, bajo la administración de Nicolás Maduro, la situación parece aún más crítica. Miles de venezolanos sobreviven entre la escasez, la desnutrición y la desesperanza. En el especial televisivo Las Voces del Hambre, el periodista Fernando Girón documenta el drama cotidiano de familias enteras que no tienen qué comer.

En barrios marginales de Maracaibo, niños y adultos rebuscan restos de comida en los basureros, compitiendo con aves de rapiña por huesos desechados para preparar una sopa que calme el hambre momentáneamente. El salario mínimo apenas alcanza para comprar un kilo de arroz, y madres como Jacqueline Naranjo deben elegir entre alimentar a sus hijos o vender sus pertenencias. Su hija Stephanie, con hidrocefalia, pesa solo 30 libras y no recibe atención médica por falta de recursos.

El drama se repite en todo el estado Zulia, donde la desnutrición infantil ha cobrado numerosas vidas. Gianmarco, un niño de apenas dos años, murió por falta de leche y tratamiento. Su madre, entre lágrimas, confiesa que a veces guarda su propia comida para dársela a sus hijos y se acuesta con un vaso de agua. Girón describió este reportaje como “uno de los más difíciles de producir”, asegurando que narrar el sufrimiento de su propio pueblo ha sido una experiencia devastadora pero necesaria para que el mundo escuche las verdaderas voces del hambre.