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Un operativo de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) permitió descubrir cocaína líquida camuflada en frascos que parecían gotas para el pelo, durante un control de rutina en el Aeropuerto Internacional de Las Américas (AILA).

La inspección reveló 15 frascos llenos de la sustancia diluida dentro de una caja, la cual activó la alerta de una unidad canina especializada. Los envases fueron asegurados para su análisis por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) y determinar el peso exacto de la droga.

Según la DNCD, la caja habría sido enviada desde la calle Gregorio Lázala, en Cotuí, provincia Sánchez Ramírez, y estaba destinada a una mujer residente en Annsburry, Philadelphia, Estados Unidos. Los frascos fueron empacados en fundas de evidencia y entregados bajo cadena de custodia al Ministerio Público, que continuará la investigación para identificar a los responsables y posibles vínculos con redes de narcotráfico internacional.

El hallazgo demuestra tanto la creatividad de los traficantes para ocultar drogas como la efectividad de los controles implementados por las autoridades en los principales puntos de entrada del país.

Incautan cocaína líquida camuflada en gotas para el pelo con destino a Estados Unidos

Contrabando de droga

La República Dominicana continúa enfrentando serios desafíos relacionados con el contrabando de drogas, dado su papel estratégico como punto de tránsito en rutas del narcotráfico internacional. Las autoridades han intensificado los operativos en puertos, costas y zonas fronterizas, en un esfuerzo por impedir que sustancias ilícitas entren o salgan del país hacia destinos en Norteamérica y Europa. Este tipo de actividades delictivas suele estar vinculado a redes organizadas que operan con recursos logísticos sofisticados y contactos locales.

A pesar de los constantes decomisos y arrestos, el contrabando de drogas sigue siendo una amenaza persistente para la seguridad y estabilidad de la nación. Las autoridades dominicanas han reforzado su cooperación con organismos internacionales para mejorar los mecanismos de detección e inteligencia. No obstante, expertos coinciden en que el combate efectivo contra este flagelo también requiere fortalecer los sistemas judiciales, aumentar la vigilancia tecnológica y abordar los factores sociales que alimentan la participación local en estas redes.