Impactantes imágenes: Mujer es captada bajo efectos del fentanilo en Boston

Boston, EE.UU. — Una mujer fue grabada mientras presentaba un comportamiento alarmante y errático en plena vía pública de Boston, presuntamente bajo los efectos del fentanilo, una droga sintética que ha generado una crisis de salud pública en Estados Unidos.

En el video, que rápidamente se hizo viral en redes sociales, la mujer aparece retorciéndose de manera inquietante junto a la escalera de una casa. Se la ve sujetándose con fuerza de los barrotes metálicos mientras se queja como si sufriera un intenso dolor físico, moviendo su cuerpo de forma descoordinada y descontrolada.

Este tipo de escenas se ha vuelto tristemente común en ciudades como Nueva York, Filadelfia y otras zonas del noreste del país, donde el consumo de fentanilo se ha disparado en los últimos años. La potente sustancia, 50 veces más fuerte que la heroína, ha provocado miles de sobredosis y ha dejado a muchos en condiciones de extrema vulnerabilidad.

Organizaciones de salud pública han reiterado el llamado a reforzar los programas de prevención, rehabilitación y atención a la salud mental, ante una crisis que continúa cobrando vidas y afectando la dignidad de quienes caen en la adicción.

 

¿Que es fentanilo?

El fentanilo es un opioide sintético extremadamente potente, utilizado originalmente en medicina para tratar el dolor intenso, especialmente en pacientes con cáncer o tras cirugías mayores. Su potencia es entre 50 y 100 veces superior a la morfina, lo que lo convierte en una herramienta eficaz en contextos clínicos controlados. Sin embargo, debido a su alta efectividad y rápida acción, también conlleva un alto riesgo de sobredosis si no se administra correctamente.

En el mercado ilegal, el fentanilo se ha convertido en una de las drogas más peligrosas y letales. A menudo se mezcla con otras sustancias como heroína, cocaína o metanfetamina, sin que el consumidor sepa que lo está ingiriendo, lo que incrementa exponencialmente el riesgo de una sobredosis fatal. Su uso no médico ha disparado las muertes por sobredosis en muchos países, especialmente en Estados Unidos, donde autoridades sanitarias lo consideran una crisis de salud pública.