Brasilia. – El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha sido condenado a más de 27 años de prisión por intentar dar un golpe de Estado, convirtiéndose en el primer mandatario brasileño en ser sentenciado por actos de golpismo. La decisión fue tomada por la Corte Suprema de Brasil y ha generado un amplio debate político y social en el país sudamericano.
La noticia de la condena también provocó reacciones internacionales. El presidente estadounidense Donald Trump afirmó sentirse sorprendido de que la Corte Suprema brasileña encontrara culpable a Bolsonaro, subrayando la magnitud y el carácter inesperado de la sentencia. Estas declaraciones añaden un nuevo nivel de tensión a las relaciones entre Brasil y Estados Unidos.
Por su parte, el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, expresó que su país responderá frente a lo que calificó como “encarcelamiento injusto” del exmandatario brasileño. Estas manifestaciones reflejan la preocupación de sectores políticos en Estados Unidos sobre el impacto de la condena en la estabilidad democrática de Brasil y las relaciones bilaterales.
Mientras tanto, los abogados de Bolsonaro han anunciado que apelarán la sentencia y buscarán que la pena se cumpla bajo arresto domiciliario en lugar de prisión convencional. Este proceso legal podría prolongarse durante meses y mantener la atención internacional sobre la situación judicial y política del expresidente brasileño.
Jair Messias Bolsonaro, nacido el 21 de marzo de 1955 en São Paulo, fue un político y exmilitar brasileño que se desempeñó como presidente de Brasil entre 2019 y 2023. Antes de su carrera política, fue capitán del Ejército Brasileño y luego ejerció como diputado federal durante casi tres décadas, destacándose por sus posturas ultraconservadoras.
Su gobierno se caracterizó por políticas de derecha, confrontación con la oposición y los medios, y un manejo controvertido de la pandemia de COVID-19. Tras perder la reelección en 2022 frente a Luiz Inácio Lula da Silva, intentó subvertir los resultados electorales, lo que derivó en su condena a 27 años de prisión en 2025.