El Juzgado de Atención Permanente de la provincia Santo Domingo dictó un año de prisión preventiva contra Salvador Junior Reyes Muñoz, de 26 años, por su presunta implicación en el asesinato del médico y segundo teniente de la Fuerza Aérea Dominicana, Orlando de la Rosa. La medida ordena su traslado a la Penitenciaría Nacional de La Victoria. Sin embargo, el caso ha dado un giro polémico: los propios familiares de la víctima aseguran no creer que Reyes Muñoz sea el responsable del crimen.

Reyes Muñoz declaró ante la prensa que fue forzado a confesar bajo tortura física. Relató haber sido golpeado con un bambú y forzado a abrir la boca tras colocarle cebolla como método de presión, además de firmar declaraciones bajo coacción en el destacamento La Felicidad de Los Minas. “Yo tengo mi negocio, facturo más de cien mil al mes, ¿qué necesidad tengo de salir a robar?”, afirmó, denunciando que fue incriminado sin pruebas sólidas. Sus abogados sostienen que las pruebas no lo vinculan directamente al crimen, y que la investigación presenta serias irregularidades.

La familia del teniente asesinado también ha puesto en duda la versión oficial. Su padre expresó abiertamente que no cree que Salvador sea el culpable, y su madre, la ginecóloga Josefina Jacobo, descartó que se tratara de un atraco, ya que no se robó nada. Incluso solicitó que se investigue al general Estanislao Bonel Regalado, jefe de seguridad del Ministerio de Obras Públicas, debido a conflictos previos entre su hijo y una ex pareja vinculada familiarmente al alto mando militar. La familia exige una investigación transparente, temiendo que el verdadero culpable esté siendo protegido.