Santo Domingo – Mientras el panorama político de cara a las elecciones de 2028 comienza a moverse, el nombre de Omar Fernández ha vuelto a colocarse en el centro del debate nacional. Aunque el joven senador ha reiterado que está concentrado en su labor congresual y que no tiene aspiraciones presidenciales “por el momento”, para muchos dentro y fuera de la Fuerza del Pueblo, su figura representa la carta más fuerte y quizás única para viabilizar un eventual retorno al poder del expresidente Leonel Fernández.
El tema estalló públicamente tras las declaraciones de Glenny Morrison, presidente del partido Nuevo Camino, quien afirmó que su organización llevaría a Omar Fernández como candidato presidencial en 2028. Sin embargo, Omar reaccionó con prudencia y afirmó que no fue consultado sobre esa propuesta, y que además, la ley no permite tratar oficialmente temas de candidaturas fuera de tiempo.
“No estoy pensando en aspiraciones personales. Estoy concentrado en el Congreso”, expresó Fernández, quien ha sido elogiado por mantener una postura jurídica y políticamente sensata.
A pesar de su negativa actual, analistas consideran que su perfil joven, su carisma, y su capacidad para conectar con distintos sectores sociales y políticos lo colocan como una figura unificadora entre el PLD y la Fuerza del Pueblo, dos estructuras históricamente enfrentadas tras la división encabezada por su propio padre.
“Leonel necesita tres factores para volver al poder: que el PRM se divida, que se logre una alianza con el PLD, y que la sociedad lo vea como una opción fresca. Pero el verdadero puente para eso no es él: es Omar”, comentó un panelista durante un popular programa de opinión.
Diversos sondeos colocan a Omar Fernández como uno de los líderes mejor valorados entre la juventud y en sectores independientes. Su triunfo en el Distrito Nacional frente al oficialismo fue interpretado como una hazaña electoral y una señal clara de su potencial.
Algunos comparan su crecimiento con fenómenos políticos recientes como el de Javier Milei en Argentina, advirtiendo que en una sociedad cada vez más volátil y desencantada con la clase política tradicional, una figura como la suya podría canalizar ese deseo de renovación sin generar rechazo.
“Omar no carga con los pasivos históricos de su padre. No arrastra escándalos ni rencores. Él puede sentarse con peledeístas, perremeístas e independientes. Es un activo nacional”, expresó un analista.
En lo interno de la Fuerza del Pueblo, el debate apenas comienza. ¿Podría Leonel Fernández hacerse a un lado para dar paso a su hijo? ¿O ambos competirán en contextos diferentes y con estrategias complementarias? Lo único claro, según diversos sectores, es que si Omar decide dar el paso, no lo hará contra su padre. Pero el país podría estar presenciando el nacimiento de un liderazgo presidencial inevitable.
“Leonel es Leonel, pero Omar es Omar”, como dijo uno de sus allegados. Y en el ajedrez político dominicano, esa diferencia podría marcar el próximo capítulo.