La jornada internacional se ilumina hoy con la noticia de un histórico cese al fuego en Gaza, un acuerdo que entra en vigor este domingo, pero que ya está siendo celebrado por todas las partes involucradas, tanto por palestinos como por israelíes. Esta tregua busca, entre otras cosas, la liberación de los espacios ocupados por Israel en Gaza y la excarcelación de prisioneros palestinos retenidos por el ejército israelí. A cambio, se liberarán más de 30 rehenes palestinos que aún se encuentran en manos de Hamas.
El acuerdo incluye, además, un control parcial del norte de Gaza por parte del ejército israelí. Esta es una de las condiciones que, a pesar de ser discutidas en varias ocasiones a lo largo de un conflicto de año y medio, no habían sido aceptadas anteriormente por Israel, que se había negado a retirar sus tropas de ciertas áreas y liberar a prisioneros, muchos de los cuales considera terroristas.
Sin embargo, con un inminente cambio de gobierno en Estados Unidos, la postura de Netanyahu se ha suavizado. El acuerdo ha sido celebrado globalmente, especialmente por los sectores cercanos al ex presidente Donald Trump, quien ya había adelantado que se avecinaban “cosas positivas” para la región. A diferencia del gobierno saliente de Biden, que no se atribuye este acuerdo como un logro, el entorno de Trump ha sido reconocido por su rol clave en este proceso diplomático.
Este acuerdo recuerda situaciones históricas como la crisis de los rehenes en la embajada estadounidense de Teherán, en la que un cambio de administración permitió la liberación de secuestrados. En este caso, el alto al fuego y la reanudación de la ayuda humanitaria son pasos importantes hacia la estabilidad temporal en Gaza, pero no se debe confundir con una resolución del conflicto israelí-palestino, que lleva más de un siglo sin solución.
A medida que el cese al fuego entra en vigor y se abren caminos para la restitución de los hogares de miles de personas desplazadas, el mundo observa con esperanza este primer triunfo de la política internacional de Trump, aunque aún queda un largo camino para la paz definitiva en la región.