Las autoridades recuperaron el cuerpo de un niño de tres años, identificado como Elisandre, de nacionalidad haitiana, quien falleció tras caer al canal Guiza en el municipio de Las Guáranas, provincia Duarte. El menor había sido reportado desaparecido horas antes, luego de que, según la versión de su madre, intentara ayudar a un hombre no vidente a cruzar un puente en el tramo carretero Las Guáranas–La Enea, momento en el que perdió el equilibrio y cayó al agua.
Testigos del lugar relataron que el niño efectivamente asistió al señor a cruzar, pero resbaló y se precipitó al canal. De inmediato iniciaron una búsqueda desesperada, pero no lograron localizarlo hasta que personal de rescate confirmó el hallazgo del cuerpo.
Las labores de búsqueda fueron encabezadas por brigadas de la Defensa Civil, unidades del Sistema 9-1-1, agentes de la Policía Nacional y miembros del Cuerpo de Bomberos, quienes utilizaron drones, cuerdas y equipos acuáticos para rastrear la zona.
Mientras avanza la investigación oficial para esclarecer las circunstancias del accidente, residentes del área demandan mayor seguridad en el puente y los alrededores del canal para evitar que tragedias como esta se repitan.
Prevención
Para prevenir tragedias similares, las autoridades y organismos de socorro recomiendan reforzar la seguridad en zonas cercanas a canales, ríos y puentes, especialmente en comunidades donde niños transitan libremente. La colocación de barandillas, señalización visible, iluminación adecuada y el mantenimiento constante de las estructuras pueden reducir significativamente el riesgo de caídas accidentales. Asimismo, es fundamental que los gobiernos locales implementen planes de vigilancia comunitaria y trabajen de la mano con juntas de vecinos para identificar puntos vulnerables y tomar medidas anticipadas.
Otra acción clave es la educación preventiva dirigida a padres, tutores y a la propia comunidad infantil. Programas de orientación sobre riesgos acuáticos, charlas escolares y campañas comunitarias pueden ayudar a que los niños comprendan los peligros de acercarse a zonas profundas o con corrientes fuertes. A esto se suma la necesidad de fortalecer la supervisión adulta en áreas de alto riesgo, promoviendo una cultura de alerta y responsabilidad colectiva para proteger la vida de los más vulnerables.