Una joven de 15 años sufrió un grave accidente cerebrovascular luego de someterse a una cirugía estética de nariz que solicitó como regalo de cumpleaños, un caso que ha generado conmoción en la opinión pública y reavivado el debate sobre los riesgos de estos procedimientos en menores de edad.

La adolescente, identificada como Regina —aunque en reportes posteriores también se le menciona como Fernanda—, pidió a su madre una rinoplastia en lugar de la tradicional fiesta de quince años. La familia accedió y decidió realizar el procedimiento con un médico vecino, quien contaba con diplomas y títulos que aparentemente lo acreditaban como cirujano especializado.

La intervención se realizó en agosto pasado y, aunque inicialmente se informó que la operación había sido exitosa, la menor no despertó con normalidad tras la anestesia. Posteriormente fue trasladada a un hospital público, donde los médicos diagnosticaron un infarto cerebral que provocó la parálisis de la mitad derecha de su cuerpo, además de un severo deterioro cognitivo.

El periodista Carlos Jiménez dio a conocer el caso, detallando que la joven fue atendida por el cirujano Carlos Ortigosa Sequeiros y Yasmín Martínez, quien se presentaba como anestesióloga. Aunque la consulta inicial ocurrió en la clínica Sequeiros Beauty, la cirugía se llevó a cabo en el hospital privado Max Medic, ubicado en la alcaldía Miguel Hidalgo, en la Ciudad de México. La intervención duró más de tres horas.

Actualmente, la adolescente enfrenta serias limitaciones en su movilidad, memoria y calidad de vida. Requiere terapias de rehabilitación, un guante robótico para recuperar funciones motoras, medicamentos anticoagulantes y tratamiento para prevenir convulsiones.

Ante la gravedad del caso, la Fiscalía de la Ciudad de México abrió una investigación por lesiones culposas y responsabilidad profesional contra al menos tres personas presuntamente vinculadas al procedimiento. Por su parte, la clínica Max Medic aclaró que sus instalaciones solo fueron rentadas para la cirugía y que no tuvo participación directa en el acto médico.

Tras este y otros casos similares, la familia de la menor hizo un llamado a las autoridades para que se prohíban las cirugías estéticas en menores de edad en todo México, al considerar que representan un riesgo innecesario para la salud y la vida de adolescentes.

El caso continúa bajo investigación mientras crece la exigencia social de una regulación más estricta sobre los procedimientos estéticos y la práctica médica en el país.