Los productores de pasta italiana advierten que podrían abandonar el mercado estadounidense debido a los elevados aranceles que entrarán en vigor a partir de 2026. Marcas reconocidas como Barilla y Rummo temen que sus productos se vuelvan inaccesibles para los consumidores, ya que los impuestos sobre las importaciones se incrementarán más del 100% respecto a su valor actual.
El aumento fue establecido por el Departamento de Comercio de Estados Unidos, lo que podría duplicar los precios al consumidor desde enero próximo. Los empresarios italianos aseguran que este cambio amenaza con romper una relación comercial de décadas y con desplazar a la pasta tradicional italiana de los estantes norteamericanos, dejando espacio a imitaciones locales o de otros países europeos.
Los exportadores insisten en que la medida no solo afectará a la industria alimentaria italiana, sino también a distribuidores y restaurantes en Estados Unidos que dependen de la calidad y reputación de la pasta “Made in Italy”. Advierten que, de no revisarse los aranceles, muchas empresas medianas podrían salir del mercado en cuestión de meses.
Además del impacto económico, los productores señalan que los aranceles afectarán el acceso de los consumidores estadounidenses a productos auténticos de la gastronomía italiana. “No se trata solo de pasta, se trata de cultura y tradición”, expresó un portavoz del consorcio de fabricantes de Parma, quien lamentó que las tensiones comerciales entre Washington y la Unión Europea terminen perjudicando a los pequeños productores que exportan desde Italia.
El sector alimentario en Italia estima que las pérdidas podrían superar los 250 millones de euros anuales si no se logra una renegociación antes de 2026. Muchas empresas ya analizan reducir su producción destinada a Estados Unidos o buscar nuevos mercados en Asia y América Latina, donde las condiciones comerciales son más favorables.
Mientras tanto, asociaciones de consumidores en EE.UU. advierten que los precios podrían dispararse desde los 2 hasta los 5 dólares por paquete, afectando a millones de hogares que optan por la pasta como alimento básico. Algunos analistas temen que, con esta política, los productos italianos premium se conviertan en artículos de lujo, alterando el equilibrio del mercado alimentario y limitando la oferta de alimentos auténticos europeos en el país.