Expertos en política social advierten que este recorte temporal puede generar un aumento en la inseguridad alimentaria, especialmente entre familias con niños y personas mayores que dependen casi exclusivamente de estos beneficios. “Aunque es mejor recibir algo a quedarse sin nada, un 35% menos impacta directamente la capacidad de las familias para cubrir sus necesidades básicas”, señaló un portavoz de una organización de ayuda social.
El Departamento de Agricultura aclaró que este ajuste es excepcional y únicamente por el cierre del gobierno, y que los pagos se normalizarán una vez que se restablezcan los fondos completos. Sin embargo, la incertidumbre sobre la duración del cierre mantiene a muchas familias en un estado de preocupación constante, ya que no saben cuánto tiempo deberán enfrentar esta reducción en sus recursos alimentarios.
Por su parte, legisladores de oposición han criticado la gestión de la administración Trump, argumentando que el cierre del gobierno pone en riesgo la alimentación de millones de estadounidenses, y han instado a una rápida resolución que permita garantizar la cobertura total del SNAP sin interrupciones ni reducciones. La tensión política continúa mientras el país espera soluciones que aseguren la estabilidad de los programas sociales.