El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, participó en la cumbre del G-20 celebrada en Sudáfrica, un encuentro marcado por importantes ausencias, entre ellas la del expresidente estadounidense Donald Trump. Pese a un escenario internacional cada vez más inclinado hacia posiciones conservadoras, Sánchez acudió convencido de la necesidad de mantener un discurso firme en favor del multilateralismo y las políticas progresistas que han caracterizado sus siete años de gestión.

Durante su intervención en la sesión plenaria —a la que España acude como invitado permanente y no como miembro pleno—, Sánchez lanzó un mensaje contundente contra la acumulación excesiva de riqueza, las crecientes brechas sociales y lo que calificó como un sistema fiscal internacional injusto, que privilegia a los actores más poderosos en detrimento de los países en desarrollo. Asimismo, criticó el recorte de las ayudas internacionales al desarrollo, advirtiendo, con base en estudios recientes, que estas reducciones podrían costar la vida de 22 millones de personas en todo el mundo.

Pedro Sánchez insistió en la urgencia de reforzar la cooperación global, fortalecer los mecanismos de redistribución y garantizar que el crecimiento económico vaya acompañado de justicia social. Su intervención buscó contrarrestar la deriva conservadora que domina el debate internacional, subrayando que el combate a la desigualdad y la protección de las poblaciones más vulnerables deben seguir siendo prioridades en la agenda del G-20.