El exvicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney falleció a los 84 años a causa de una neumonía y de las complicaciones derivadas de su enfermedad cardíaca, según confirmó su familia en un comunicado. “Dick Cheney fue un gran y buen hombre que enseñó a amar a nuestro país y a vivir con coraje, honor y amabilidad. Nos sentimos bendecidos más allá de toda medida por haber amado y haber sido amados por este noble hombre”, expresó la familia del político republicano, que ocupó la vicepresidencia durante los dos mandatos de George W. Bush (2001-2009).

Cheney, considerado por muchos como el vicepresidente más influyente de la historia moderna de Estados Unidos, fue un actor clave en las decisiones tomadas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, y tuvo un rol determinante en la invasión a Irak y Afganistán. Su firme postura en política exterior, así como su respaldo a los programas de vigilancia e interrogatorios de la CIA, le convirtieron en una figura polémica y poderosa dentro del Partido Republicano.

Antes de llegar a la Casa Blanca junto a Bush hijo, Cheney acumuló una larga trayectoria pública. Inició su carrera durante la administración de Richard Nixon, fue jefe de Gabinete con Gerald Ford, congresista por Wyoming, y secretario de Defensa bajo el mandato de George H. W. Bush, donde lideró la Guerra del Golfo Pérsico (1991). Tras dejar el cargo, se incorporó al sector privado como director ejecutivo de la petrolera Halliburton, antes de regresar a la política para convertirse en el rostro más duro del poder estadounidense durante la década del 2000.

Su legado sigue siendo objeto de intensos debates: para algunos, un estratega brillante y patriota inquebrantable; para otros, el símbolo de una era de guerras y secretismo. Con su muerte, se cierra un capítulo fundamental de la historia política de Washington.

A lo largo de su vida, Dick Cheney fue visto por muchos como el arquitecto de la política exterior más agresiva de Estados Unidos en el siglo XXI, y por otros como un símbolo del patriotismo inquebrantable. Su legado, marcado por la invasión de Irak y las polémicas decisiones sobre seguridad y vigilancia, seguirá siendo objeto de debate entre historiadores y analistas políticos durante las próximas décadas.