Washington, EE. UU. – La Administración Federal de Aviación (FAA) anunció que reducirá en un 10 % los vuelos en los principales aeropuertos del país si el cierre del Gobierno no llega a su fin antes del viernes. La medida responde a la falta de personal y a los problemas de seguridad derivados de la prolongada paralización federal, que ya alcanza 36 días, convirtiéndose en la más larga de la historia de Estados Unidos.
El secretario de Transporte explicó que los controladores aéreos, quienes llevan más de un mes trabajando sin recibir salario, enfrentan agotamiento extremo y algunos han optado por buscar otros empleos para cubrir sus necesidades básicas. Las autoridades aseguraron que, aunque los cielos estadounidenses siguen siendo seguros, la decisión busca prevenir incidentes y garantizar operaciones controladas ante el déficit de personal.
Los recortes afectarán a los 40 aeropuertos con mayor tráfico del país, aunque aún no se ha especificado cuáles serán los primeros impactados. El Gobierno coordina con las aerolíneas para minimizar el efecto en los pasajeros y reducir cancelaciones. Sin embargo, la incertidumbre persiste entre los viajeros y empleados, quienes temen un caos aéreo si el cierre gubernamental continúa.
El cierre del Gobierno ha afectado a cientos de miles de empleados federales, incluyendo inspectores, técnicos de mantenimiento y personal de seguridad aeroportuaria. Muchos de ellos han denunciado dificultades para cubrir gastos básicos como alimentos, transporte y vivienda, lo que ha generado protestas en distintas ciudades. Organizaciones laborales han advertido que el estrés y la fatiga entre los controladores aéreos representan un riesgo creciente para la seguridad nacional.
Por su parte, las aerolíneas han expresado su preocupación por el impacto económico de la medida, ya que los recortes en los vuelos podrían provocar pérdidas millonarias en la industria y afectar a miles de pasajeros. Varias compañías han solicitado al Congreso una pronta solución para evitar retrasos y cancelaciones masivas durante el fin de semana.
Mientras tanto, la Casa Blanca y el Congreso continúan en un punto muerto político sin acuerdo para reabrir el Gobierno. Analistas advierten que, si la parálisis se extiende, no solo se verá afectado el tráfico aéreo, sino también otros sectores clave como la seguridad alimentaria, el sistema judicial y los programas sociales federales.