A solo dos días de las elecciones generales en Honduras, el presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, intervino directamente en la contienda política del país centroamericano. A través de una publicación en su red social, afirmó que los futuros apoyos económicos de su nación están condicionados a un triunfo del candidato conservador Nasry “Tito” Asfura; en caso de una derrota, advirtió que retirará cualquier apoyo.
En el mismo mensaje, Trump anunció que concederá un “indulto total y completo” al exmandatario Juan Orlando Hernández, condenado en 2024 en Estados Unidos a 45 años de prisión por cargos de narcotráfico y asociación con armas.
Este anuncio coincide con el respaldo explícito a Asfura, candidato del mismo partido que Hernández, lo que reconfigura el panorama electoral hondureño a pocas horas de la votación.
La injerencia de un líder extranjero en un proceso electoral soberano genera fuertes críticas. Expertos consultados consideran que este tipo de pronunciamientos pueden socavar la legitimidad del sufragio y aumentar la polarización política en un país ya atravesado por una profunda crisis institucional.
Para los observadores internacionales, el respaldo de Estados Unidos a un candidato en particular podría afectar la percepción de imparcialidad del proceso electoral, especialmente cuando existen denuncias previas de corrupción, narcotráfico y deficiencias en el sistema de conteo de votos.
Desde la perspectiva del electorado hondureño, algunos sectores ven en el pronunciamiento de Trump una forma de presión, mientras que otros lo interpretan como un respaldo que puede favorecer la estabilidad económica y una supuesta lucha contra el narcotráfico. La tensión crece a pocas horas de que se abran las urnas este domingo.
Con esta declaración, el magnate estadounidense vuelve a intervenir en los procesos electorales de la región, en lo que muchos analistas califican como una estrategia para condicionar decisiones soberanas y reforzar su influencia en Centroamérica.