Un ataque masivo con drones y misiles rusos dejó este viernes a gran parte de Kiev y otras regiones de Ucrania sin electricidad, en uno de los bombardeos más intensos registrados en los últimos meses. Según el presidente Volodímir Zelenski, las fuerzas rusas lanzaron más de 450 drones y 45 misiles, dirigidos principalmente contra infraestructura energética y zonas residenciales, en un intento por desestabilizar al país en pleno invierno.

Las autoridades ucranianas informaron que varios edificios civiles y centrales eléctricas resultaron severamente dañados, provocando apagones generalizados y afectando el suministro de calefacción en medio de las bajas temperaturas. En la ciudad de Dnipro, un dron impactó un edificio de nueve pisos, dejando dos mujeres muertas y más de diez heridos, según confirmó el jefe regional Serhii Lysak.

En Odesa, un dron provocó un incendio en una planta energética, aunque las autoridades reportaron que no hubo víctimas fatales. El Servicio Estatal de Emergencias informó que los ataques se concentraron en infraestructuras críticas, generando “daños significativos” en la red eléctrica del país.

Zelenski denunció que muchos de los drones rusos no contenían carga explosiva, sino que eran usados como señuelos para saturar las defensas antiaéreas ucranianas. “Rusia busca agotar nuestras defensas y dejarnos sin energía, no solo atacar al ejército, sino a los civiles”, expresó el mandatario en un mensaje televisado.

Por ahora, los equipos de emergencia trabajan para restablecer la electricidad en Kiev y otras zonas afectadas, mientras que los ciudadanos enfrentan nuevamente apagones, frío extremo y miedo constante ante la posibilidad de nuevos ataques en los próximos días.

El ministro de Energía de Ucrania, German Galushchenko, calificó los ataques como “un acto deliberado de terror contra la población civil”, y advirtió que los cortes de energía podrían prolongarse durante varios días debido a los graves daños en las subestaciones eléctricas. Las autoridades implementaron planes de emergencia para priorizar hospitales, refugios y sistemas de transporte, mientras miles de familias permanecen sin luz ni calefacción.

La Unión Europea y Estados Unidos condenaron de inmediato la ofensiva rusa, reiterando su apoyo a Kiev y anunciando el envío de equipos técnicos y generadores eléctricos para mitigar la crisis. Sin embargo, en las calles ucranianas se respira angustia: la población teme que el invierno, sumado a la ofensiva energética de Moscú, se convierta en otra arma devastadora en una guerra que parece no tener fin.