La periodista Altagracia Salazar calificó al expresidente Danilo Medina como “el sepulturero del Partido de la Liberación Dominicana (PLD)”, en una dura reflexión sobre el ocaso político del exmandatario, quien cumplió 74 años en medio del silencio de sus seguidores y la ausencia total de celebraciones públicas.

Durante su programa “Sin Maquillaje”, Salazar resaltó la soledad política y humana de Medina, a quien describió como un hombre que “durante dos décadas concentró el poder, impuso candidatos y destruyó liderazgos dentro del PLD, hasta conducirlo al tercer lugar que hoy ocupa en las encuestas”. La comunicadora recordó que el exgobernante “no solo dividió su partido al enfrentar a Leonel Fernández, sino que también anuló figuras con proyección como Jaime David Fernández Mirabal, José Tomás Pérez y Francisco Domínguez Brito”.

Salazar afirmó que el expresidente, quien llegó al poder en 2012 tras años de maniobras internas, “terminó cercando el Congreso con militares para intentar una nueva reforma constitucional, pero al no lograrlo, provocó la ruptura definitiva del PLD”. “Hoy dijo Danilo ya no tiene a quién sepultar, porque sepultó al partido entero”.

La periodista aprovechó su comentario para llamar a la reflexión sobre la fragilidad del poder político y cómo “quienes un día reparten empleos y controlan el país, al siguiente desaparecen del panorama público sin que nadie los recuerde”.

Salazar también señaló que el legado de Danilo Medina se ve empañado por los escándalos de corrupción que han golpeado a su entorno más cercano, incluyendo a exministros y altos funcionarios de sus gobiernos, hoy procesados por casos como Antipulpo y Medusa. “El PLD perdió no solo el poder, sino también la autoridad moral para hablar de transparencia y justicia”, afirmó, destacando que los intentos de la dirección actual por renovar la organización “no convencen ni a su propia base”.

Finalmente, la periodista sostuvo que Medina representa un ejemplo de cómo el autoritarismo interno y la ambición desmedida pueden destruir décadas de trabajo político. “El PLD, que alguna vez fue el partido más poderoso y disciplinado del país, terminó reducido a ruinas por culpa de un liderazgo que confundió obediencia con lealtad y control con respeto. Danilo creyó que el poder era eterno, y hoy su silencio es el eco de esa soberbia”, concluyó.