La histórica cadena de farmacias Rite Aid anunció el cierre definitivo de sus 89 locales en Estados Unidos, luego de declararse en bancarrota por segunda vez en menos de dos años, poniendo fin a 63 años de operaciones.
La compañía, que en su momento fue líder en el sector farmacéutico minorista, acumuló deudas que superan los US$4,000 millones, principalmente debido a los costos legales por demandas relacionadas con la venta de opioides sin las recetas requeridas.
El abrupto cierre deja a miles de clientes sin sus puntos habituales de compra y obliga a buscar nuevas farmacias para suplir sus necesidades médicas y de consumo diario.
Fundada en 1962, Rite Aid se convirtió en uno de los nombres más reconocidos de su industria, pero en la última década enfrentó una fuerte caída en sus ventas, el auge de la competencia digital y las millonarias demandas que terminaron de hundir sus finanzas.
El proceso de liquidación de Rite Aid afectará también a miles de empleados, quienes perderán sus puestos de trabajo a medida que los locales vayan cerrando sus puertas. Las autoridades locales y estatales han expresado preocupación por el impacto que esto tendrá en la economía de varias comunidades donde la cadena era una fuente clave de empleo.
Además, el cierre masivo ha despertado inquietudes entre pacientes de zonas rurales, que dependían de estas farmacias para acceder a medicamentos de uso diario, ya que en algunos pueblos Rite Aid era la única farmacia disponible. Expertos en salud advierten que esto podría agravar el problema de acceso a medicamentos en áreas con baja cobertura médica.
Por su parte, analistas financieros consideran que la caída de Rite Aid es un reflejo de los cambios en los hábitos de consumo, la competencia feroz de grandes cadenas como CVS y Walgreens, y el rápido crecimiento de las plataformas de venta online, que redujeron drásticamente las ventas en sus tiendas físicas.