Reportaje de AP revela contactos en Santo Domingo entre agentes federales y pilotos del mandatario venezolano
Santo Domingo. – Una investigación publicada por el periodista Joshua Goodman, de la agencia Associated Press (AP), reveló que Estados Unidos habría intentado persuadir al piloto principal de Nicolás Maduro para que desviara el avión presidencial y entregara al mandatario venezolano, en una operación que, según el reporte, contó con la colaboración de autoridades dominicanas.
De acuerdo con el informe, la maniobra fue ejecutada por un agente federal de la DEA que ofreció al piloto Bitner Villegas una recompensa de 50 millones de dólares, equivalente al monto ofrecido públicamente por el Gobierno estadounidense para la captura de Maduro. El objetivo era lograr que Villegas desviara el avión en pleno vuelo, permitiendo la detención del líder venezolano.
El contacto entre las partes habría iniciado de manera casual en República Dominicana, cuando una fuente humana acudió a la Embajada de Estados Unidos en Santo Domingo para informar que dos aviones utilizados por el presidente Maduro estaban siendo reparados en territorio dominicano. A partir de ese aviso, un agente federal tomó la iniciativa de acercarse a los pilotos bajo el argumento de realizar una investigación criminal sobre el origen y procedencia de las aeronaves.
Las reuniones, de acuerdo con Goodman, se desarrollaron de forma informal y con la autorización de las autoridades dominicanas, para evitar violar normas diplomáticas. Los encuentros eran breves, de no más de una hora, y en ellos los agentes comenzaron con conversaciones ligeras —sobre celebridades que los pilotos habrían transportado— antes de hacer la propuesta directa de cooperación.
La operación se prolongó por varios meses, pero finalizó en septiembre, cuando el general Villegas rechazó categóricamente la oferta, mostrando “cero interés” en colaborar con los estadounidenses, según detalla el reportaje. El periodista concluye que el piloto “pasó la prueba de lealtad a Maduro”, al tiempo que subraya que el caso ilustra la delgada línea entre las investigaciones criminales y el espionaje internacional.