El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció que Hamás aceptó liberar a los rehenes tras sentirse bajo “presión extrema”, marcando un avance en las negociaciones que podrían poner fin a más de dos años de conflicto en Gaza.
Según informó la oficina de Netanyahu, el gabinete israelí aprobó en la madrugada de este viernes el borrador del acuerdo que contempla la primera fase del cese de hostilidades y el intercambio de prisioneros. El pacto incluye la liberación de 20 rehenes aún vivos y la devolución de los cuerpos de 28 rehenes fallecidos.
Como parte del acuerdo, Israel liberará a 250 presos palestinos condenados a cadena perpetua y a 1,700 detenidos en Gaza, además de devolver cuerpos de 15 gazatíes por cada rehén israelí. El acuerdo, impulsado con mediación de Estados Unidos, entraría en vigor en las próximas 24 horas, y el ejército israelí se retirará a una línea que permitirá mantener control sobre el 53% de la franja de Gaza.
El acuerdo se gestó tras intensas negociaciones en Egipto, consideradas “fructíferas” por ambas partes, aunque la aprobación final del gabinete israelí era clave para que entrara en vigor. Netanyahu resaltó que la victoria militar de Israel sobre Hamás fue determinante para llegar a este cese del fuego, aunque subrayó que la presión sobre el grupo terrorista fue decisiva para la liberación de los rehenes.
Mientras se implementa el alto el fuego, se iniciará una cuenta regresiva de 72 horas durante la cual Hamás no deberá liberar a los rehenes aún vivos, permitiendo que se organicen los intercambios de manera segura y coordinada. Este proceso contempla protocolos de seguridad estrictos para garantizar que tanto los prisioneros como los rehenes regresen a sus lugares de origen sin incidentes.
El acuerdo, que también contempla la devolución de cuerpos de víctimas, representa un paso significativo hacia la reducción de la violencia en Gaza, aunque analistas advierten que su cumplimiento dependerá de la vigilancia internacional y de la disposición de ambas partes a mantener el compromiso a largo plazo. La comunidad internacional, incluida la Casa Blanca, ha mostrado respaldo al proceso, destacando que podría ser el inicio de negociaciones más amplias de paz en la región.