El costo de vida en Estados Unidos sigue en ascenso, afectando directamente a las familias promedio. Según el último reporte de inflación, los precios aumentaron 0.3% en septiembre, acumulando un 3% anual, el incremento más alto desde enero. Productos de primera necesidad, como la carne de res, han experimentado alzas significativas; por ejemplo, las fajitas preparadas pasaron de $5-6 a $11.
El precio de otros productos esenciales también refleja la presión económica: la docena de huevos se ubicó en $3.48 y el galón de leche en $4.12. Moody’s Analytics calcula que una familia promedio está gastando $208 más al año en comparación con el mismo período del año pasado por los mismos bienes y servicios.
El incremento en la gasolina, con un 4.1% más hasta septiembre, ha sido un factor clave que impulsa la inflación, afectando tanto a quienes dependen de vehículos grandes y nuevos como a los que usan transporte público o autos antiguos. Sin embargo, la moderación en la subida de precios ofrece un respiro, ayudando a la Reserva Federal a reducir las tasas de interés, beneficiando a quienes tienen deudas o necesitan préstamos, desde créditos automotrices hasta hipotecas.
Los aumentos de precios han sido más notorios en los supermercados y carnicerías, donde la carne cruda de res y sus diferentes presentaciones reflejan el mayor impacto para los consumidores. Esto ha obligado a las familias a ajustar sus presupuestos mensuales y priorizar los alimentos básicos sobre otros gastos.
A pesar del aumento en la inflación, los economistas señalan que la situación podría estabilizarse en los próximos meses, siempre que los precios de la gasolina y otros productos energéticos mantengan un comportamiento más predecible. Sin embargo, la volatilidad aún amenaza con afectar otros sectores, incluyendo transporte, electricidad y alimentos procesados.
Los expertos advierten que los ciudadanos deben prepararse para precios más altos en los próximos meses, sobre todo en productos esenciales, mientras que las políticas de la Reserva Federal continúan buscando un equilibrio entre la inflación y el crecimiento económico. El impacto es generalizado y afecta tanto a familias con altos ingresos como a hogares de menores recursos.