Este martes, el huracán Melissa golpeó con fuerza la isla de Jamaica, registrando vientos sostenidos de hasta 295 kilómetros por hora. La tormenta viene acompañada de lluvias torrenciales y fuertes marejadas, lo que ha elevado la alerta de inundaciones y posibles daños severos en diversas regiones del país.

Autoridades locales han instado a la población a mantenerse en refugios seguros y evitar desplazamientos innecesarios, mientras los equipos de emergencia se preparan para atender zonas afectadas por el viento y el agua. Se teme que comunidades costeras y bajas sean las más afectadas por el avance de la tormenta.

Los meteorólogos advierten que Melissa continúa ganando fuerza y podría provocar un impacto prolongado en la isla, afectando servicios básicos y dejando un panorama de destrucción importante si no se toman medidas preventivas inmediatas.

El gobierno jamaicano ha declarado el estado de emergencia en varias provincias y movilizó a las fuerzas de seguridad para garantizar el orden y asistir a los ciudadanos más vulnerables. Centros de evacuación se han habilitado en escuelas y polideportivos, mientras se distribuyen alimentos y agua potable a las familias en riesgo.

Se reportan ya los primeros daños estructurales, incluyendo árboles caídos, cortes de energía eléctrica y anegamiento de carreteras principales. Los expertos señalan que la combinación de viento, lluvia y marejadas podría agravar la situación en las próximas horas.

Organismos internacionales han seguido de cerca el desarrollo de Melissa y evalúan enviar ayuda humanitaria si los daños continúan aumentando. Mientras tanto, la población se prepara para enfrentar las próximas horas bajo condiciones extremas y con la incertidumbre sobre la magnitud final del huracán.

Se recomienda a la población mantener la calma y seguir estrictamente las instrucciones de las autoridades, ya que se espera que Melissa continúe afectando la isla durante todo el día. Las previsiones indican que las lluvias podrían causar deslizamientos de tierra en zonas montañosas y que las marejadas podrían inundar áreas costeras, poniendo en riesgo vidas y bienes materiales.