WASHINGTON, EE.UU. — Una polémica estatua que muestra a Donald Trump tomado de la mano de Jeffrey Epstein, el fallecido financiero acusado de delitos sexuales, volvió a ser instalada este viernes en las cercanías del Capitolio, tras haber sido retirada por las autoridades la semana pasada.
La obra, pintada en tono bronce y titulada originalmente “Mejores Amigos para Siempre”, fue reinstalada en el National Mall, a pocos pasos del edificio del Congreso. El colectivo de artistas “El Apretón de Mano Secreto”, responsable de la escultura, anunció que consiguió el permiso del Servicio de Parques Nacionales para devolverla a su ubicación original.
La instalación ha desatado reacciones divididas: mientras algunos la ven como una crítica mordaz a las relaciones de poder y los escándalos sexuales, otros la consideran una provocación irrespetuosa hacia las víctimas de Epstein y una burla al expresidente Trump.
La estatua, que ya había generado protestas en su primera exhibición, vuelve a situarse como centro de debate sobre el arte, la libertad de expresión y la memoria de figuras públicas involucradas en controversias.
Algunos legisladores y visitantes del National Mall expresaron su preocupación por la proximidad de la estatua al Capitolio, argumentando que podría enviar un mensaje inapropiado sobre la relación entre figuras políticas y casos de criminalidad sexual de alto perfil. Sin embargo, defensores del arte callejero insisten en que la obra es una forma de comentario social y político, diseñada para provocar reflexión y debate público.
El colectivo “El Apretón de Mano Secreto” ha mantenido su anonimato, pero señaló en un comunicado que la reinstalación busca garantizar que la obra permanezca visible y accesible al público, resaltando la importancia de la libertad artística frente a la censura. Según ellos, la polémica misma es parte integral del mensaje que buscan transmitir.
Mientras tanto, el Servicio de Parques Nacionales indicó que seguirá supervisando la estatua para asegurar que no represente un riesgo para los visitantes y que se cumplan todas las normativas de seguridad en el área. La obra continuará atrayendo la atención de turistas, medios y críticos, consolidándose como un símbolo provocador en el debate sobre poder, corrupción y responsabilidad pública.